jueves, 1 de febrero de 2024

Las piernas, la ayuda principal de la equitación.

Amig@s del caballo! Las piernas del jinete tienen como función la producción, mantenimiento y sostenimiento de la impulsión, como acción principal y como accesoria, mediante el acuerdo de todas las ayudas, dirigen el caballo, según el deseo del jinete, hacia donde haya decidido ir. Para ejecutar órdenes, estas deben ser exactas y concretas, no confusas, que el caballo pueda entender lo que se le pide; las piernas deben ir en contacto con el caballo a través de la montura y este contacto debe ser muelle, debiendo huir de movimientos o acciones involuntarias, que solo sirven para confundir y que si la acción ha sido sin fijeza y bailante llevará al caballo al desorden. Las piernas: actúan, resisten y ceden. Actúan cuando se aumenta su presión para iniciar un ejercicio o movimiento. Resisten cuando su presión tiene por objeto oponerse a un desplazamiento lateral, por ejemplo, el tercio anterior. Ceden cuando la presión disminuye y permite ese desplazamiento. En teoría las dos primeras son activas en grados diferentes y en el tercero son pasivas.

Acción impulsiva de las piernas 

Se debe realizar con exactitud para alcanzar el grado de impulsión deseado, para la ejecución del ejercicio elegido. Si la acción fuera insuficiente, la ejecución del ejercicio languidecería y conduciría a acciones contrarias de las riendas que llevarían a «quedarse detrás de la mano». Si la acción fuera excesiva, se producirán desórdenes que habrá que regular con una acción más fuerte de las manos y el caballo luchará por «ganar la mano», se violentará más y más, malgastando sus fuerzas inútilmente. El jinete debe conocer el grado de sensibilidad de su caballo hacia la acción impulsiva de las piernas. Es fácil comprender esta sensibilidad. Una acción de piernas simultánea debe tener el efecto de producir un deseo de ir hacia adelante al caballo si este está parado, y si estuviera en movimiento la acción indicaría un aumento de impulsión. La acción de piernas debe producirse detrás de la cincha, significando los franceses que se ejecuta por una presión de muslos y pantorrillas ejerciéndose de atrás a adelante. Y suavemente, para no sorprender al caballo, pero si no fuera obedecida esta acción se ejercerá por contactos francos y enérgicos de pantorrilla y talones. Estas acciones varían desde el golpe a la vibración pasando por los batimientos. El golpe de talón arma o de espuela es la forma más rigurosa de empleo de las piernas con fines impulsivos. Las vibraciones de pantorrilla a base de breves contracciones de sus músculos sin desplazamiento visible de la parte baja de la piernas es otra forma normal de empleo de estas. El efecto mínimo se obtiene por apoyos breves y segundos de los pies sobre los estribos sin perder el contacto con estos y sin ninguna clase de desplazamiento de la pierna. Según el ejercicio a ejecutar y el grado de sensibilidad a las piernas de cada caballo, el jinete empleará uno u otro procedimiento, que naturalmente podrán alternarse ya que no son incompatibles. La aplicación más atrás de la cincha podría ser una confirmación de la dirección tomada y un recuerdo que impide a los posteriores cualquier desplazamiento lateral, así como una permanencia de los posteriores debajo de la masa en buena posición adelantada.

Empleo de una pierna aislada 

El empleo de una pierna aislada produce diferentes efectos, según su forma y punto de aplicación. En cuanto a su forma puede ser por contactos breves y por presión. Por contactos breves produce un aumento de las impulsiones en el posterior del mismo lado de la acción. Por presión produce efectos distintos, según el punto de aplicación: en su emplazamiento ordinario obtiene una incurvación del cuerpo del caballo que cede a su acción alejando hacia un lado opuesto la parte presionada y provocando así un acercamiento entre los extremos del bípedo diagonal del lado de la pierna. Empleada más atrás, la presión de una sola pierna provoca el desplazamiento de las caderas y de la masa hacia el lado contrario, siempre que la mano no se oponga a ello, y mejor todavía si contribuye a este desplazamiento. La fuerza de la presión varía con el efecto que se trata de lograr y con la ligereza del caballo a las piernas. Cuando el caballo todavía no conoce bien el empleo de una pierna aislada, en ocasiones, se dice que «se acuesta sobre ella», tratando de librarse de algo que no comprende y le es más fácil «acostarse» que obedecer. Pero para llegar a emplear una pierna aislada habrá que haber empleado las dos y haber comprendido su significado. La acción de la pierna aislada debe hacerse detrás de la cincha sin exagerar el retraso de la pierna, en posición casi perpendicular al flanco del caballo y progresivamente para no sorprender y producir alteraciones. La acción se puede repetir mediante pequeños contactos –golpes de pantorrilla si el caballo se resiste– y debe cesar desde el momento en que el caballo obedece. A continuación de la pantorrilla, y para aumentar la acción, está el talón armado de espuela, que lo que hace es dar más fuerza a la acción de la pierna, con lo que se consigue más rapidez en la respuesta.